21.11.06

En el Laberinto del Fauno (III)




Siguiendo el pasillo llega a la sala principal. La tentación no es oro ni joyas, sino que, en época de racionamiento, es un gran banquete. Todos los manjares que hay en la mesa están custodiados por el Hombre Pálido, que no reacciona ante la llegada de Ofelia.


A pesar de su aspecto, ella no le tiene tanto miedo como cabría esperar. Tiene la marca en su hombro, ha superado la primera prueba; es la elegida. Se siente segura en ese mundo porque puede solucionar los problemas que hay en él. Por eso, incluso se atreve a coger el platito con los ojos de debajo mismo de las narices (ehm… es un decir) del terrorífico vigilante. Pero ve los frescos de las pareces. Ve la crueldad del ser que está en la mesa con los niños, como una advertencia. Y luego, una imagen, que no por su aparente inocencia deja de ser escalofriante: un gran montón de zapatos(*).

En esta escena, el Hombre Pálido personifica un poder malvado: mientras la niña no ceda a la tentación de la comida, todo irá bien. Las pinturas son un aviso de lo que puede ocurrir si no obedece; pero, al fin y al cabo, son sólo dibujos. Es el montón de zapatos lo que realmente le da miedo. Son un símbolo de la consecuencia más fuerte del fracaso en esta prueba: su camino terminará aquí.

La confianza en sí misma se tambalea. Se acerca a las cerraduras, e intenta hacer caso de las hadas, pero se equivocan. Ella adivina cuál es la cerradura correcta, y eso la tranquiliza. Consigue la daga sin problemas, y piensa que sus temores de momentos antes no tienen ningún fundamento. Ése es su error.


Perséfone, durante su secuestro en el Inframundo, no podía comer ni beber nada, y unas semillas de granada la relegaron a las tinieblas para siempre.

Nuestra niña tropieza en la misma piedra. La culpa esta vez no es de unas semillas de granada, sino que son dos jugosas uvas las que despiertan al Hombre Pálido de su inmovilidad. La amenaza se activa en el momento en que ella se deja llevar por la confianza en sí misma, y piensa que lo tiene todo bajo control. Las consecuencias nefastas que puede tener el desobedecer en la realidad de los adultos se reflejan, en el mundo de fantasía, en esta encarnación del oscuro Saturno de Goya.


Digo que las hadas pueden representar a los tres humanos que ayudan a Ofelia por dos razones: la primera, la dirigen y ayudan en esta misión escalofriante, en que ella sabe que hay peligro, pero en un principio no lo ve de forma directa, sino por los frescos en las paredes (como en el molino, donde intuye que el Capitán es cruel por la forma de comportarse de sus habitantes, pero no porque ella le haya visto serlo); y la segunda, porque en el momento en que la niña abusa de su poder como princesa y se mete en problemas, las hadas intentan ayudarla arriesgando su vida. De hecho, mueren dos de ellas. En el mundo adulto, cuando se descubre que la niña ha colocado la mandrágora debajo de la cama de Carmen, su madre, mueren dos de las tres personas que han estado ayudando a la estabilidad de Ofelia: el médico y su madre. Ambos a manos del Capitán, quien dio órdenes estrictas de que, en caso de un parto difícil, salvaran al bebé.


El sentimiento de culpabilidad de la niña hace que merezca no ser la princesa buscada, debido a su desobediencia; esto impide que pueda seguir con la búsqueda de su reino de hadas, por lo que el Fauno está un tiempo sin aparecer. La vida en el mundo “real” se recrudece, ya que la magia, que era lo que atenuaba el dolor y el odio del entorno (simbolizada por la mandrágora) ha sido erradicada por los adultos. El desesperado intento de la niña por salir de este horror, confiando en su última esperanza (el ama de llaves del molino), resulta fallido. En este momento, ella ve que no puede escapar del todopoderoso Capitán, a menos que…


(*).- Dice Bruno Bettelheim que “los predecesores del héroe que mueren en los cuentos de hadas no son más que las encarnaciones anteriores e inmaduras del propio héroe.” (Psicoanálisis de los cuentos de hadas, p. 189). Es justo lo que parece simbolizar el montón de zapatos que la niña ve en un rincón de la gran sala del banquete.


9 comentarios :

  1. MrBristtow dijo...

    Buf, te podria decir mil elogios, pero te dire solo uno: Fantástico :)

    Me ha encantaod la comparación del hombre palido con la obra de Goya y la de Ofelia con Persefone

  2. Anónimo dijo...

    Interesantisimo el análsis, si acaso un apunte. La apariencia del hombre pálido era diferente originariamente, así que ese parecido probablemente sea casual, aunque no por ello menos interesante.

    Un saludillo!

  3. saricchiella dijo...

    Mr. Bristow: Cielos, gracias! :D

    Me alegro mucho de que te haya gustado, por lo que he leído en internet hay miles de referencias de este estilo en la película (entre ellas, a Dorothy en El Mago de Oz, por ejemplo)... es una de las razones por las que seguro que cae en DVD: quiero verlas todas!! :P


    Freddy: Buscando imágenes vi algunos bocetos iniciales del Fauno y del Hombre Pálido (inspirado, también, en un productor que tuvieron en Hellboy, por lo que tengo entendido... el mundo de la farándula, ya se sabe). De hecho, aquí, hacia el final, cuenta el hombre en qué se basó para el diseño, y dice que se acordó de las "caras" de las manta-rayas, sin rasgos y tal. Todo dulzura, ya digo.

    Yo creo que la inspiración de Saturno le vino después, al pensar en lo que iba a hacer este personaje, y es probable que modificara el diseño cuando se le ocurrió que podría asemejarse a ese cuadro. Desde luego, sea lo que sea lo que haya hecho, le ha quedado redondo.

    Saludos a los dos!!! :)

  4. Fernando Siles dijo...

    Si ya sabía yo que esa imagen comiendo la hada ya la había visto yo en algún lado!!!!

    Por cierto, una grandisima escena, de las mejores de la peli (la mejor de la parte de fantasía). El montón de zapatos da mucho yuyu y luego la persecución con el ogro corriendo con la mano delante es de mucha tensión, muy hitchcockniano.

    Saludos

  5. Anónimo dijo...

    Antes que nada te felicito!:)

    ...es curioso que, pese a que los recursos creativos sean infinitos la fabula nunca muera; su magia se adaptada a la contemporaneidad en las "nuevas" formas -como es el cine.

    Me siento admirada por esa fuente sagrada de la que, era tras era beben y rebeben los artistas errantes de inspiración; es sublime poder contemplar cómo lo viejo se hace nuevo en labios de otros.

    Pese a que consciente, es admirable: me hace soñar con un sólo espíritu artístico que revolotea por encima de nuestras levedades. Vaga peregrino siempre en busca de aquello que nunca por separado ni el genio alcanza: la inmortalidad.

    Indira

  6. saricchiella dijo...

    Kalimero: a mí me pasó igual xDD tocó un pequeño trauma infantil que tenía oculto desde mi primera visita al Museo del Prado... pero me di cuenta a toro pasado ya.

    Buff ya ves... p*** puerta...

    Saludos!


    Indira: Bienvenida! :D Desde luego, la fábula y el cuento de hadas tienen un valor inimaginable... hasta que a alguien se le ocurrió ponerlo sobre el papel, pasó de mayores a pequeños, moldeándose, adaptándose, distinta en cada narrador, pero siempre la misma... impresionante.

    Te paso una frase que me ha sorprendido, vista enLibrosfera.

    Sueño y, a través del sueño, llego hasta tus manos, venciendo el tiempo: me estás leyendo, estoy viviendo en ti.

    Saludos!! :)

    pd.- Y suerte en tu nueva andadura por la blogosfera! ^_^

  7. sebastian dijo...

    very goooooooooooooooooooooooood
    la movie mayoritariamente en la parte del hombre que tiene sus ojos en sus manos..............
    El analisis presentado es genial
    hace entender la pelicula mejor
    chaooo!!!

  8. saricchiella dijo...

    Muchas gracias, Sebastián!

    Buff... desde luego, es un peliculón. Y creo que todos coincidimos en que esta parte es una de las mejores ^^

    Saludos!

  9. saricchiella dijo...

    Y a mí, Seba, y a mí... pero no veo otra forma de acabar la película, la verdad. Aunque me habría gustado salvarla :(