6.10.07

Hasta en las mejores familias

Apenas había amanecido. No habría importado mucho, porque el cielo estaba cubierto de densas nubes oscuras; amenazaban lluvia, sí, pero parecían tan mimosas y blanditas como mi edredón, al que yo había abandonado hacía menos de una hora (y que ahora recordaba con nostalgia).

En un momento como ése (clase de Historia, 8:30-9:20 de la mañana), en un aula cualquiera de un instituto cualquiera de la zona sur madrileña, fue la primera vez que me dio vergüenza pertenecer a un país. Más concretamente, a éste. Y es que nos contaron lo que pasó en Bayona.


Animalico...

Ya nos habían contado alguna jugada que otra de la familia real de turno, y yo ya había asimilado que mientras más dinero y poder tienes, menos cerebro te queda para utilizarlo. Pero este episodio histórico fue la prueba definitiva de que tenían un problema clínico, que agravaba la tontería que tenían ya de por sí por ser parte de la familia real.

Le pregunté a mi abuelo, que lo sabe todo, y me dijo que claro, que como los reyes se casaban con sus sobrinas, y entre primos y todo, pues normal que estuvieran medio imbéciles. Esta afirmación me despistó un poco, pero tampoco pregunté más (entre otras cosas, porque me contó las edades de las esposas, y me entró un mal rollo horrible pensar que algunas tenían varios años menos que yo). Se juntó con que en el instituto tienes otras cosas en las que pensar y lo dejé correr, aunque siempre he pensado que Carlos IV y su hijo (sobre todo su hijo) se merecían una buena colleja.


Hace un par de meses cayó en mis manos un libro que lo explicaría todo: "Locos de la Historia", de Alejandra Vallejo-Nágera. No hablaba de estos monarcas en concreto, pero sí de las familias reales europeas, ya que algunos componentes de las mismas eran sujetos directos de estudio. Y en cuanto vi la que tenían montada allende los Pirineos, me di cuenta de que la imagen proyectada a Europa tampoco era tan horrible como yo creía... total, estaban acostumbrados a cosas peores.

Empecemos por los franceses, que son los que más cerca nos pillan. En el libro nos hablan de Luisa Isabel de Orleáns, reina de España durante algo más de medio año. Para prepararnos, nos cuentan el asombroso árbol genealógico que tenía detrás. Casada a los doce años con su sobrino, prima de su suegro, hija de primos... Investigando a los familiares de esta niña que comía compulsivamente pepinillos en vinagre y que convertía sus eructos en parte integrante de su conversación, vemos que tenemos de todo, desde adicción al sexo hasta psicosis, pasando por crisis de personalidad y exhibicionismo. Esto último lo heredó nuestra pequeña reinita, que tenía a los cortesanos girando la cara ruborizados cada vez que ella, sin venir a cuento, se quitaba el vestido para limpiar el suelo con él.

Ya nos puso Dani (en Disolvente Universal) sobre aviso con nuestro próximo protagonista; en concreto, nos mostró que su ascendencia no tiene nada que envidiar a la de nuestra pequeña pepinillera. Y no deja de ser sorprendente que, en una familia de esta guisa, el único rey que tuvo "oficialmente" un retraso mental importante consiguió una isla de estabilidad política. Estoy hablando de Carlos II, a quien decían "El Hechizado". Evidentemente, la estabilidad vino porque no reinó él, sino que se nombraron regentes y validos durante todo su reinado. Éstos, al tener mucho más poder que el rey, pero ni su dinero ni su clase social, parece que quisieron cambiar el mundo, y no les fue mal del todo.


Luego tenemos la parte no tan, digamos, amable de la nobleza. Mientras que estos dos personajes pueden verse como meramente inofensivos, los hay de los que es mejor resguardarse, como la Condesa Báthory. En este caso, ésta ya venía loca de casa, pero se le agudizó al trasladarse al castillo de Rumanía donde vivía su futuro esposo. Desde siempre le habían dado unos dolores de cabeza terribles, y sólo se le pasaban si había alguien a su lado gritando más alto que ella. Para tal menester, hacía llamar a una sirvienta rellenita, y cuando estaba en su cuarto, la mordía en el brazo o en el hombro, arrancándola un trozo de carne. Esta dulce muchachita pasó a la tutela de su suegra, quien la educó de forma estricta en las apariencias (maquillaje, ropas, complementos, forma de comportarse...), y además consiguió que controlara de forma parcial sus impulsos. En estos momentos, cuando le daban jaquecas sólo necesitaba que mataran a un pollo al lado de la cabecera de su cama, y que le aplicaran en la frente las entrañas del animal aún calientes.

Su marido estaba batallando la mayor parte del tiempo, así que ella se echó malas compañías (un brujo y tres brujas), que le daban consejos para mantenerse joven y bella para siempre, tema que le obsesionaba. Un día, en uno de sus arrebatos de furia, le dio un guantazo (con anillos y todo) a la sirvienta que le había colocado mal los rizos alrededor de la cara. La bofetada fue tal, que hizo sangrar a la sirvienta; y cuando ella se vio la mano manchada de sangre, creyó ver que su mano rejuvenecía allí donde la sangre había estado. Y empezó el mito.


Empezó a buscar a jóvenes sirvientas con determinadas características (sanas, vírgenes, piel blanca, todos los dientes...) para que la sirvieran en su casa, y una vez que llegaban allí, las dejaba una semana sin comer a todas juntas en una especie de zulo (para que estuvieran débiles y, si se terciaba, que se comieran entre ellas), y luego las torturaba de mil imaginativas formas, para terminar sometiéndolas a la Dama de Hierro (o la Virgen de Hierro, según otros). De este artefacto recogía la sangre en una cuba y se bañaba de ella, a la vez que bebía de ella en una copa de oro.

Al final la pillaron porque pensó que mientras más envejecía, más noble tenía que ser la sangre de las damiselas, y montó un "campamento de verano para pijas" en su castillo. Los padres de estas víctimas sí que tenían dinero para ir a buscarlas.

Y esto es sólo una muestra de lo que podemos encontrar en cuanto escarbamos un poco. Si os habéis quedado con ganas de más desequilibrios, en Rusia tenéis un filón: empezad por Pedro el Grande y Rasputín (y sí, si buscáis imágenes de este último en Google, eso es justo lo que parece).

Espero que mis antepasados se mantuviesen lejos de los nobles...

9 comentarios :

  1. Dani López dijo...

    Creo que El Hechizado se lo llamaban porque estaba con las cabras... Desde luego, yo siempre he tenido una duda: ¿no se daban cuenta de que les salían tontos los hijos? ¿No veían que los bastardos estaban muy espabilados? XDDD En fin, que la historia nos reserva muchas cosas de las que aprender y creo que de estas se ha aprendido... Bueno, no lo sé. Ahora la gente no se tira a sus hermanos porque le da asco, no por tener hijos tontos... no sé.

    En fin, un saludito.

  2. Fernando Siles dijo...

    Pero chica, cuanto tiempo!!!!

    Me alegro de leerte otra vez.

    Pd: Borbones a los tiburones!!!

    Pd2: perdoname si te secuestran el blog por mi pd anterior jejejeje

    Saludetes.

  3. saricchiella dijo...

    Dani: Es que al pobre no le quedaba más remedio... pero tú has visto? Y a ese árbol genealógico añádele enfermedades psiquiátricas hereditarias, otras no psiquiátricas y una vida de mimos y consentimientos (porque cualquiera le levanta la voz al principito...). Claro que salían tontos! xDD

    Nooo, hombre, no se compara, va a ser lo mismo un niño que se ha abierto un par de veces la cabeza a pedrás con los amigos que un niño que sabe protocolo (lo que se traduce con que no le pueden ni mirar mal de refilón). Aunque yo me habría mosqueado... pero con echarle la culpa a la reina, valía. Qué le vamos a hacer.

    Tengo la impresión de que antes tampoco les hacía mucha gracia... con sobrinos y todo... iiiiihhh... :S

    Saludos! :)


    Kalimero: Gracias! :D Jo, demasiado... ha sido una época desestructurada, a ver si ahora me centro y en este puente me pongo al día :)

    Saludos! ^^

    pd.- perdonado quedas xD

  4. estrella dijo...

    Todos dan grima, pero la condesa sangrienta además da un miedo horrible!! :S :S Desde que lo leí me está dando repelús cada vez que pienso en ella... :S :S

  5. saricchiella dijo...

    A mí lo que más miedo me da de lo de la condesa es que, no sólo no había forma de detenerla mientras siguiera comprando campesinas como sirvientas, sino que, cuando la cogieron, ella estaba totalmente convencida de que tenía derecho para hacer eso por ser noble...

    Sin embargo, hay una historia en el libro que da más penita que grima, la de Carlota de México. No sé si será porque la volvieron loca ya de mayor, o porque vivió una verdadera historia de amor, o eso creyó (hasta hicieron una telenovela!), pero es la única del libro que me he quedado con ganas de conocer... Los otros, cuanto más lejos mejor xD

    Besitos!! :)

  6. Anónimo dijo...

    hola mi nombre es beatriz elizabeth bathory y me quiero poner en contacto con las personas que esttan haciendo la pelicula de la condesa bathory porque es mi familia si saben de como me puedo comunicar con ellos mi mail es betty.bathory@gmail.com

  7. saricchiella dijo...

    Bienvenida!

    La verdad es que los datos que tengo yo referentes a la película vienen de aquí, y ni esa página ni yo tenemos contacto con Julie Delpy, la directora. Creo que si tienes cuenta en IMDb puedes conseguir una dirección de contacto con ella, y además hay algunas páginas (yo he encontrado ésta, por ejemplo) que dicen enviarte información de contacto, aunque yo no me fiaría mucho. Siento no poder ser de más ayuda.

    Saludos!

  8. Anónimo dijo...

    He caído por casualidad en tu blog, porque buscaba comentarios del libro "Locos de la Historia". Yo acabo de leerlo y me han parecido tan fascinante como a ti (a la par que truculento)
    Nos permite entender muchas cosas que no se explican en la carrera ni en la asignatura de Historia. Gracias por tu blog y a la autora de este espléndido libro.

  9. saricchiella dijo...

    ¡Bienvenid@! ¿Quién eres? :)

    Ésa es la palabra para definir este libro: fascinante. A pesar de todas las barbaridades, de todos los trapos sucios, yo no fui capaz de dejar de leer. Me hipnotizó.

    Desde luego, si contaran más cosas de este estilo en las clases de Historia, otro gallo nos habría cantado en los exámenes xD

    ¡Gracias a ti por tu comentario! :D