El ponche de San Silvestre
8 comentariosLa última noche del año es y será mágica, por más que nos empeñemos en emborracharla y encerrarla en una discoteca. Es un símbolo de transición desde los romanos, que usaban para caracterizar a Enero al dios Janus (con dos caras, una de un anciano que mira atrás, al año que se va, y otra de un joven que mira al frente, al principio del que llega).
El dios de las puertas, de los principios y los finales.
Por supuesto, una noche tan inspiradora no podía dejar de estar en el Ciclo de Lecturas. Esta misma mañana este libro ha destacado de alguna forma entre los otros de mi estantería, y no he podido evitar hablarte de él. Además, es uno de mis pocos tesoros en tapa dura, y eso (y sus ilustraciones) le hacen muy especial.
Desde que lo leí, las palabras-catalejo me han dado vueltas en la cabeza, hasta que descubrí el idioma materno del autor, y con él el origen de las mismas. Además, Belcebú Sarcasmo y Tirania Vampir, y el entorno en el que se desarrolla su historia, me parecieron terroríficamente sugerentes. De una forma u otra, este autor siempre lo consigue. Pero ya te contaré más de él; éste no será el último libro suyo en el Ciclo ;)
De momento, celebremos, que son días de eso ^_^ Te invito a un poco de punsch. ¿Te apetece?
- Está bien - le gritó súbitamente -. Te lo diré, maldito calavera dura. Pero antes tienes que jurar por el Tenebroso Banco-Palacio de Plutón que luego me venderás tu parte del rollo de pergamino.
El mago rezongó algo e hizo un ambiguo movimiento de cabeza que podía interpretarse como un asentimiento.
La bruja acercó su silla a la de su sobrino, se sentó jadeando y dijo con voz apagada:
- Ahora escúchame: se trata de la receta para el fabuloso ponche genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso de los deseos. Es uno de los más antiguos y poderosos hechizos negros del universo. Sólo funciona la noche de San Silvestre, porque entonces el deseo tiene una virtud muy especial. Hoy nos encontramos precisamente a mitad de las doce noches que hay entre Navidad y Reyes, durante las cuales, como es sabido, andan sueltas todas las fuerzas de las tinieblas. Por cada vaso de esta bebida mágica que uno toma de un trago se le cumple un deseo, si lo formula en voz alta.
Sarcasmo había escuchado la explicación de la tía con los ojos extraviados. Su cerebro estaba trabajando. Preguntó con gran excitación:
- Por el Giga-Gamma-Super-Gao, ¿cómo puedes estar segura de eso?
- El modo de empleo se halla al comienzo de la receta, en la parte del pergamino que tengo yo.
Por el cerebro del mago cruzaban como relámpagos mil pensamientos distintos. De pronto había descubierto que ese ponche de los deseos le permitiría subsanar en un abrir y cerrar de ojos todas sus omisiones en materia de maldades. Lo que tan repentina e inesperadamente estaba a su alcance era su salvación. Aún podía darle un chasco al alguacil infernal. Pero, naturalmente, tenía que conseguir ser el dueño exclusivo de aquella fabulosa bebida. En ningún caso le daría ahora a la tía su parte del pergamino, por mucho que le ofreciera a cambio. Al contrario, tenía que hacerse con la parte de la bruja a cualquier precio, aunque tuviera que quitarle la vida o enviarla a una galaxia lejana mediante un conjuro. Pero eso no era tan fácil de hacer como de imaginar. Él conocía demasiado bien los poderes de la bruja y tenía poderosas razones para guardarse de ella.
[...]
De repente, Sarcasmo dio media vuelta y dijo:
- Me temo, querida Titi, que no vamos a sacar nada en claro, aunque lo siento por ti. Te has olvidado de un detalle o, más exactamente, de dos: del gato y del cuervo. Ellos querrán estar presentes. Y como tienes que formular tus deseos en voz alta, se enterarán de todo. Y entonces se te echará encima el Consejo Supremo de los Animales. [...]
Tirania sonrió, y sus dientes de oro volvieron a brillar.
- Eres muy amable conmigo, muchachito. Me alegra que te preocupes tanto por mí. Pero estás muy equivocado. ¡El gato y el cuervo tienen que estar presentes! Y es muy importante tenerlos como testigos. En eso está precisamente la gracia del asunto.
- ¿Cómo es eso?
- A fin de cuentas - explicó la bruja - no se trata de una pócima cualquiera. El ponche genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso tiene una propiedad que es ideal. Transforma en lo contrario lo que uno desea. Desea uno salud, y surge una epidemia; habla uno de bienestar general, y en realidad provoca la miseria; habla uno de paz, y el resultado es la guerra. ¿Has comprendido ya que se trata de una poción maravillosa?
Tirania sonrió de placer y prosiguió:
- Ya sabes cuánto me gustan los actos benéficos. Son mi pasión. Pues bien, hoy voy a organizar una fiesta, ¿qué digo?, ¡una orgía benéfica!
"El ponche de los deseos", Michael Ende