
Bienvenidos, damas y caballeros, a mi humilde morada. Por favor, siéntanse como en su propio castillo. Me alegro de que hayan aceptado mi invitación en unos días tan señalados. Pero pasen, pasen y sírvanse ponche con las cerezas más rojas de la zona. ¡Que empiece la fiesta!
[...]
Ehm... señorita... señorita, disculpe. ¿Podría ayudarme?
Por supuesto, joven, dime.
Verá... bueno, ante todo buenas noches. Ha organizado un evento fantástico.
Bah, no es nada, no es nada... una pequeña reunión de amigos, ya sabes. Por cierto, no creo haberte visto en las anteriores.
Sí... digo... no, claro que no. Verá, soy... ehm... zombi, pero desde hace sólo un par de días, todavía ni me ha dado tiempo a pudrirme ni nada. Vi a otros zombis venir hacia acá, y pensé que sería buena idea... ya me entiende, para adaptarme y eso.
¡Oh, pero claro que sí! Es la mejor oportunidad en todo el año para conocer seres de las tinieblas. ¡Y has decidido iniciarte en mi castillo! Es fantástico, fantástico. Pero por favor, tutéame.
Vaya, ¡me alegro de que se... te lo tomes así! Pensaba que ibas a enfadarte por entrar en la fiesta sin invitación o algo...
¿Enfadarme? En absoluto, querido. Eres un soplo de aire fresco en esta celebración. De hecho, para que disfrutes debidamente de tu estancia aquí, me honraría en extremo ser tu maestra iniciática en los mundos oscuros. ¿Aceptas?


¿Te apetece un poco de ponche?, ehm... ¿cuál es tu nombre?
Forfy, señorita Vampir... Saricchiella. Sí, por favor, voy a probarlo.
Aquí tienes, Forfy. Veamos, ¿por dónde podríamos empezar? Oh, por supuesto, qué pregunta más innecesaria. Déjame ir cogida de tu brazo; nuestra primera parada serán los no-muertos.
[...]
He preparado un salón especial para los zombis. Verás, no soy muy dada a segregar a mis invitados, pero ellos mismos prefieren no relacionarse con los demás, y he de reconocer que eso me simplifica mucho las cosas.
¿Le... te simplifica las cosas? ¿A qué te refieres?
Bueno, en principio es mucho más fácil anular el olor a carne podrida si se concentra todo en el mismo sitio. En el castillo tengo unas plantas carnívoras adorables que me regaló un amigo del Dr. Frankenstein. Mira, aquí tenemos una. ¡Hola, mi pequeña! Ooh, qué bonita eres... toma un escarabajito, toma... [*crunch* *crunch*] así, muy bien. Son un poco grandes, pero dan unas flores enormes y muy olorosas que anulan el hedor de algunos de mis invitados.
Agg... ehm... sí, son una monada... ¿el Dr. Frankenstein?
Es un anciano encantador, aunque a veces se pasa un poco con el whisky. Está por aquí, luego te le presentaré. Ah, ya hemos llegado. El salón está tras esta puerta, pero creo que será suficiente con que veas el interior a través de estas vidrieras.

Cielos...
Infiernos, más bien. Es un poco repulsivo al principio, pero no te preocupes; te acabarás acostumbrando.
Ahí hay una pelea... qué asco... uno le ha arrancado un brazo al otro y le está pegando con él... están comiendo... ¿qué es eso? ¿Es... es carne humana?
La hemos tenido que traer especialmente para ellos desde Estados Unidos. Prefieren mucha carne a poca y de calidad. Esa es otra ventaja de tenerlos aparte, que no desperdician la comida cara. Ni le echan a todo esa salsa barbacoa... un poco está bien, pero la usan en cantidades industriales. La verdad es que la mayoría son ruidosos, bobos y maleducados, pero qué se le va a hacer. ¿Cuándo... cuándo renaciste tú?
Ehm... ¿perdona?
¿Cuándo te convertiste en... lo que eres ahora?
Puessss... la verdad es que no lo recuerdo exactamente... creo que me... me mordió... ehm... un mono... sí, un mono... esta misma mañana.
Hmm... puede que hayas tenido suerte. Hay miles de virus que convierten a los humanos en zombis, pero sólo algunos que les conservan el cerebro casi intacto. El tuyo parece de ésos. Los otros habrían acabado con tu mente en una hora.
Psssí, soy un tipo con suerte...
Desde luego; no te has conservado nada mal para ser uno de ellos... De todas formas, hay otros no-muertos que no se comportan así. Pienso que es porque no murieron por un virus, sino por causas naturales o, como mucho, una daga furtiva. Y la causa de que volvieran del inframundo es, normalmente, un conjuro. ¿Listo para conocer a las momias?

Sigue leyendo...