30.10.06

Saricchiella's Halloween Party (II)

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Die Ärzte - Monsterparty



Acompáñame, querido... vas a conocer a personajes muy interesantes. Mira, ahí, en aquel rincón. El Conde Vinsk está intercambiando opiniones con el faraón Kefrén.

¿Cómo has distinguido al faraón Kefrén de los otros? Es igual que las otras seis momias que hay en ese grupo...

Soy la anfitriona, es mi deber conocer a todo el que entra en mi morada. Además, al Conde le encanta discutir las cuestiones de linaje con Kefrén. Se altera enseguida... ¿no ves? Mira, ahora se ha vuelto hacia acá. ¡Tiene los ojos en llamas verdes de indignación! Será mejor que no nos acerquemos mucho... Algunos faraones no controlan su poder.

No será peligroso, ¿no? Quiero decir... he oído muchas cosas acerca de maldiciones de momias...

Tranquilo, mi querido huésped. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Morir... otra vez?

Ehm... ah... claro, jeje... aún me cuesta acostumbrarme. Pero me gustaría seguir sin boquetes sangrientos en el cuerpo un tiempo más.

He de admitir que el no tenerlos te favorece, te hace más... digamos... apetecible. Oh, ya se están calmando los ánimos. No hay nada mejor para relajar a un momificado que una copa de un buen licor egipcio y algunos mimos de su gato. Son muy prepotentes a veces; han sido hijos de dioses en su vida entre humanos, eso no se olvida fácilmente.

Qué gracioso el gato... ¡también está momificado! Cómo restriega la espalda contra las vendas... Uy, creo que se le ha desprendido un trozo de oreja.



Una mascota es una compañía excelente para toda la eternidad. Y hablando de mascotas...


... espero que Garath y Lucian hayan llegado bien. Me ha parecido ver sus "vehículos" ahí fuera.

Los únicos vehículos que he visto cerca del castillo eran una carroza y... han venido en moto?

Sí, eso parece... pero no sé a quién habrán traído, he visto tres de esos ruidosos artefactos fuera.

¿Pero quiénes son? ¿Qué tipo de invitados vienen en moto a una fiesta como ésta?

Ah, ahí están. ¡Oh, Akshay también está aquí! ¡Qué maravilla!

Dos hombres-lobo y... ¿un hombre-tigre?

Claro que sí. Akshay viene de la India, y allí la luna llena tiene un efecto algo distinto en los humanos-animales. Lucian es alemán, y Garath tiene ese pelaje tan blanco porque nació en la estepa rusa.

Creía que todos se convertían en lo mismo... ¿y lo de la bala de plata? ¿Es verdad?

Ah, cuántas cosas te quedan por aprender... la única forma de dejarles inconscientes es a base de sake. Uno de sus contactos en Japón se encarga de que no les falten botellas.

Y su contacto de Japón supongo que será... hmm... un hombre-dragón, ¿no?

Bien, muy bien. Eres un alumno estupendo. Dentro de poco podrás considerarte miembro de pleno derecho del mundo de las tinieblas.

Vaya, muchas gracias, Saricchiella. Tienes... tienes las manos un poco frías...

Bueno, ya sabes lo que dicen... Algunas expresiones también se aplican a los vampiros. ¿Te apetece... algo de comer?

Ehm... no estoy seguro. ¿Qué hay?

Veamos... el plato estrella son los dos jóvenes sacrificados esta misma tarde que ves allí. Los ha traído el propio Duque de Capresso; instauró una tradición especial para darnos lo mejor de su tierra en estas fechas, es un hombre adorable. Luego tenemos sapos asados, un poco pastosos para mi gusto; buitre relleno de ojos de vaca, mediasnoches de chorizo, hígado y criadillas de macho cabrío... gusanitos naranjas, bolitas de queso... no sé, hay mucha comida... Vaya, estás más pálido, debe estar haciéndote efecto el virus zombi. ¿Prefieres carne cruda sin más?

O-ojos... aggg... creo que... creo que voy a dar una vuelta por el jardín, ¿me... me disculpas un segundo?

[...]

Hola, ya estoy de vuelta. Me encuentro mucho mejor. Es que... verás... ehm... cuando estoy en un sitio con mucha gente, me mareo siempre.

Ya... bueno, entonces, ¿tienes hambre? ¿Qué te apetece? Puedo prepararte un plato combinado con un poco de todo...

¡NO! ehm... no, no te preocupes, ya te estás tomando muchas molestias por mí. Creo que cogeré un par de mediasnoches, gracias.

Estupendo. Recupera fuerzas, todavía queda mucha noche por delante...



Saricchiella's Halloween Party (I)

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Bienvenidos, damas y caballeros, a mi humilde morada. Por favor, siéntanse como en su propio castillo. Me alegro de que hayan aceptado mi invitación en unos días tan señalados. Pero pasen, pasen y sírvanse ponche con las cerezas más rojas de la zona. ¡Que empiece la fiesta!

[...]

Ehm... señorita... señorita, disculpe. ¿Podría ayudarme?

Por supuesto, joven, dime.

Verá... bueno, ante todo buenas noches. Ha organizado un evento fantástico.

Bah, no es nada, no es nada... una pequeña reunión de amigos, ya sabes. Por cierto, no creo haberte visto en las anteriores.

Sí... digo... no, claro que no. Verá, soy... ehm... zombi, pero desde hace sólo un par de días, todavía ni me ha dado tiempo a pudrirme ni nada. Vi a otros zombis venir hacia acá, y pensé que sería buena idea... ya me entiende, para adaptarme y eso.

¡Oh, pero claro que sí! Es la mejor oportunidad en todo el año para conocer seres de las tinieblas. ¡Y has decidido iniciarte en mi castillo! Es fantástico, fantástico. Pero por favor, tutéame.

Vaya, ¡me alegro de que se... te lo tomes así! Pensaba que ibas a enfadarte por entrar en la fiesta sin invitación o algo...

¿Enfadarme? En absoluto, querido. Eres un soplo de aire fresco en esta celebración. De hecho, para que disfrutes debidamente de tu estancia aquí, me honraría en extremo ser tu maestra iniciática en los mundos oscuros. ¿Aceptas?


¿Te apetece un poco de ponche?, ehm... ¿cuál es tu nombre?

Forfy, señorita Vampir... Saricchiella. Sí, por favor, voy a probarlo.

Aquí tienes, Forfy. Veamos, ¿por dónde podríamos empezar? Oh, por supuesto, qué pregunta más innecesaria. Déjame ir cogida de tu brazo; nuestra primera parada serán los no-muertos.

[...]

He preparado un salón especial para los zombis. Verás, no soy muy dada a segregar a mis invitados, pero ellos mismos prefieren no relacionarse con los demás, y he de reconocer que eso me simplifica mucho las cosas.

¿Le... te simplifica las cosas? ¿A qué te refieres?

Bueno, en principio es mucho más fácil anular el olor a carne podrida si se concentra todo en el mismo sitio. En el castillo tengo unas plantas carnívoras adorables que me regaló un amigo del Dr. Frankenstein. Mira, aquí tenemos una. ¡Hola, mi pequeña! Ooh, qué bonita eres... toma un escarabajito, toma... [*crunch* *crunch*] así, muy bien. Son un poco grandes, pero dan unas flores enormes y muy olorosas que anulan el hedor de algunos de mis invitados.

Agg... ehm... sí, son una monada... ¿el Dr. Frankenstein?

Es un anciano encantador, aunque a veces se pasa un poco con el whisky. Está por aquí, luego te le presentaré. Ah, ya hemos llegado. El salón está tras esta puerta, pero creo que será suficiente con que veas el interior a través de estas vidrieras.


Cielos...

Infiernos, más bien. Es un poco repulsivo al principio, pero no te preocupes; te acabarás acostumbrando.

Ahí hay una pelea... qué asco... uno le ha arrancado un brazo al otro y le está pegando con él... están comiendo... ¿qué es eso? ¿Es... es carne humana?

La hemos tenido que traer especialmente para ellos desde Estados Unidos. Prefieren mucha carne a poca y de calidad. Esa es otra ventaja de tenerlos aparte, que no desperdician la comida cara. Ni le echan a todo esa salsa barbacoa... un poco está bien, pero la usan en cantidades industriales. La verdad es que la mayoría son ruidosos, bobos y maleducados, pero qué se le va a hacer. ¿Cuándo... cuándo renaciste tú?

Ehm... ¿perdona?

¿Cuándo te convertiste en... lo que eres ahora?

Puessss... la verdad es que no lo recuerdo exactamente... creo que me... me mordió... ehm... un mono... sí, un mono... esta misma mañana.

Hmm... puede que hayas tenido suerte. Hay miles de virus que convierten a los humanos en zombis, pero sólo algunos que les conservan el cerebro casi intacto. El tuyo parece de ésos. Los otros habrían acabado con tu mente en una hora.

Psssí, soy un tipo con suerte...

Desde luego; no te has conservado nada mal para ser uno de ellos... De todas formas, hay otros no-muertos que no se comportan así. Pienso que es porque no murieron por un virus, sino por causas naturales o, como mucho, una daga furtiva. Y la causa de que volvieran del inframundo es, normalmente, un conjuro. ¿Listo para conocer a las momias?


24.10.06

Viajes con pelusa

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Este fin de semana mi madre, sospechando que lo que tenía yo no era un resfriado sino alergia al polvo, ha limpiado mi cuarto (tengo que decir que totalmente en contra de mi voluntad... pero aprovechó un rato que yo no estaba en casa). Resultó que sí que estaba (y sigo) resfriada, pero vamos, que ha sido una feliz casualidad, porque según ella "debajo de tu cama había polvo para dar alergia a todo este barrio y a la mitad del de al lado". Exageraciones de las madres, ya se sabe.

Y al subir a mi cuarto, cuál no sería mi sorpresa al encontrarme, escondido debajo de la mesilla y con carita temerosa todavía, a Chuku!! :D


Chuku de paisano

¡Hacía tanto tiempo que no le veía que casi le había olvidado! :D Esa tarde nos la pasamos poniéndonos al día de todo lo que nos había pasado. Como sabéis, Chuku es una de esas pequeñas pelusitas que viven debajo de las camas de los albergues. Me hizo mucha ilusión verle porque estos bichejos del tamaño de una moneda de un céntimo viajan muchísimo (sobre todo en verano, cuando se quedan pegados a la mochila de los excursionistas; los más atrevidos incluso entran en algún bolsillo), y pensaba que estaría recorriendo mundo, enredado en el pelo de una muñeca de la hija de algún diplomático; siempre le han gustado los vehículos que huelen bien.

Fue un rato muy agradable: estuvimos recordando viejos tiempos, como cuando nos conocimos en aquella excursión en Semana Santa, que tendría yo doce añitos, o algún que otro viaje que hemos pasado juntos, él en un bolsillo de mi neceser... o el reencuentro en el InterRaíl, que el muy pillastre estaba en Amsterdam. También hablamos de lo que habíamos hecho en este tiempo, de proyectos futuros... en fin, que si no fuera una pelusa, me le habría llevado de cañas :)



Aquí estamos, felices tras el reencuentro, los dos en Amsterdam

El caso es que yo ya llevaba un tiempo barruntando una nueva sección, pero no sabía cómo encararla. Me gustaría que fuera de viajes, pero tampoco he viajado tanto (y no es plan de hacer de esto una guía turística). Y en cuanto se lo comenté, le encantó la idea. Muy dispuesto él, me propuso escribir algo enseguida, pero cuando llegó la hora de elegir la ciudad, se bloqueó.

La primera ciudad siempre es importante en una sección de este tipo. Así que le he dejado unos días para que se realoje (mi madre se ha cargado su vecindario) y se lo piense con tranquilidad. Por tanto, que sepáis que en breve habrá sección nueva, a cargo de Chuku, la pelusa viajera!! ^_^


ACTUALIZACIÓN (27/10/2006):
He considerado que el trabajo de tratamiento de imagen de Ligeia no debía quedar como simples enlaces en los comentarios, así que he puesto una de las fotos en las que se ve perfectamente a Chuku en mi hombro, aunque parezca mentira. He dejado la foto original en el enlace para que veáis el arduo trabajo que ha corrido a cargo de la autora de Bla bla bla guau guau. Para una explicación detallada del proceso que ha seguido para ver la verdadera cara de Chuku, ¡a los comentarios! ^_^

8.10.06

Lápidas en forma de corazón

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¡Hola otra vez!

¿Cómo estás? La última vez, no sé si te acuerdas, te conté que había encontrado libros muy especiales en la mudanza. De todos los proyectos que tengo pensados llevar a cabo en esta nueva casa (que cada vez me es más familiar... ¡espero que estés a gusto en ella!), uno de los más importantes es este Ciclo que compartimos de vez en cuando :)

El que te presento hoy es uno de mis libros más antiguos. Está en mi cuarto desde que tengo memoria y, cuando ya crecí, fue uno de los intentos (vanos) de mis padres por acercar a mis hermanas pequeñas a la lectura (como atestigua el nombre de mi hermana escrito por mi madre en la primera página). Me contaron que leer el original (en alemán), a pesar de ser un libro para niños, era un infierno; eso y la película que hicieron con el mismo nombre le convirtieron en un título odiado por muchos.

Pero a mí me sigue gustando. Además, hubo un tiempo en que deseé que me dejaran sola los sábados por la noche... sólo para comer queso y beber zumo de manzana mientras veía una película en la tele, tapada hasta las orejas con una manta. Aún es una tarea pendiente; nunca hay zumo de manzana en casa.

¿Tienes miedo a los vampiros?



[...] La habitación estaba bastante lóbrega y sombría. King Kong, en el póster de la pared, hacía una mueca horrenda que iba bien con el estado de ánimo de Anton: se sentía salvaje y abandonado como el único superviviente de una catástrofe marítima, náufrago en una isla del sur habitada por caníbales. Y la cama era su madriguera, suave y cálida, y si quería podía esconderse en ella y no dejarse ver. Había un montón de víveres delante de la netrada de la cueva; sólo faltaba el agua de fuego. Anton pensó, anhelante, en la botella de zumo de manzana que había en la nevera, ¡pero hasta allí había un largo camino a través del oscuro pasillo! ¿Debería regresar nadando al barco, pasando al lado de los tiburones sedientos de sangre que sólo esperaban sus víctimas? ¡¡Brrr!! Pero ¿no morían los náufragos mucho más por la sed que por el hambre?

Por tanto, se puso en camino. ¡Odiaba el pasillo, con la lámpara eternamente rota que nadie reparaba! ¡Odiaba los abrigos que se balanceaban en el ropero y que parecían ahogados! Y ahora le daba miedo incluso la liebre disecada del cuarto de trabajo de su madre, a pesar de que otras veces a él le gustara tanto asustar con ella a otros niños.

Finalmente había llegado a la cocina. Sacó de la nevera la botella de zumo de manzana y cortó una gruesa rebanada de queso. Haciendo esto escuchaba para ver si había comenzado la película policiaca. Oyó una voz de mujer. Probablemente la locutora que anunciaba el comienzo de la película. Anton se sujetó la botella bajo el brazo y echó a correr.


[...]


[A las tres de la tarde de un domingo]
Anton había abandonado ya la parte del cementerio en la que los caminos estaban rastrillados y los setos cuidadosamente podados. Allí, detrás de la capilla, la hierba crecía casi hasta la altura de la rodilla y tenía que abrirse camino a través de malas hierbas y arbustos. Pero a lo lejos veía el muro del cementerio. En algún lugar de los alrededores tenía que estar el abeto... ¡y la entrada a la cripta! [...]

Casi tropezó con una lápida en la hierba. Era una curiosa piedra: ¡tenía la forma de un corazón! Y con escritura florida y apenas legible ya ponía: "Ludwig von Schlotterstein, 1803-1850". Anton se sorprendió, pues si las fechas estaban bien, ¡el padre de Rüdiger llevaba más de cien años muerto! [...]. Todas las lápidas tenían forma de corazón. Realmente era demasiado extraño, y cualquiera se quedaría perplejo. ¿Y qué es lo que podría significar un corazón? En primer lugar, amor -Anton se rió para sí- y en segundo lugar, ¡¡¡sangre!!! ¿Quién no sabía que el corazón bombeaba la sangre por el cuerpo?

Cuando Anton comparó las cifras de los años se dio cuenta de que los vampiros habían muerto en una secuencia determinada; precisamente, siempre con un intervalo de un año: primero Sabine, luego Wilhelm, Hildegard, Ludwig, Dorothee y Theodor. ¿Significaba eso que siempre, uno al otro...? ¿Y los niños? ¿Quién les había...? Y, además, ¿dónde estaban sus lápidas?

Pero por mucho que Anton buscó, sólo encontró simples losas grises que, con seguridad, no guardaban ninguna tumba de vampiro. Quizá el pequeño vampiro y sus hermanos no tenían lápida. Presumiblemente murieron siendo los últimos de los Schlotterstein y no tuvieron a nadie que les procurara un entierro de vampiros en condiciones.

"El pequeño vampiro", Angela Sommer-Bodenburg