31.10.07

Serendipity?

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Que un mes después de mi versión de los hechos aparezca en todos los carteles cierta película, puede ser una casualidad.

Que apenas quince días antes de entregar mi proyecto (después de un año con él) me entere de la nueva idea de la Oficina de Turismo de Madrid (por favor, comparad la ruta 1 con la parte en cursiva de aquí), ya la cosa mosquea algo más.

Pero que, partiendo de una base simple (un hombre entra en su casa y ve a otro desconocido dentro, que le dice que es su casa), escriba un cuento de página y media en una semana, y que una persona a la que no había visto antes haya escrito EL MISMO CUENTO (mismo tema, mismo objeto importante... mismo gato!)...

... tengo miedo.



pd.- Chuku says: nos vamos de viaje!! :D

21.10.07

Tardes en Championship Vynil

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Desde las páginas de "Alta Fidelidad" (también con película), Rob Fleming empezó a contarme sus cosas de una forma muy especial: con listas de cinco componentes. Sus cinco desengaños amorosos más profundos, por orden cronológico; sus cinco singles (cara A) preferidos de todos los tiempos; sus cinco películas favoritas (en inglés / en otro idioma y versión original); las cinco cosas que más le gustan de su chica... Todo se reduce a pequeñas colecciones de cinco, ordenadas o no.


El causante de todo fue Barry. Es un picajoso, y siempre da sus opiniones como si fueran verdades universales. Y claro, la única forma de rebatir lo que dice es usando sus mismas armas (menos en música; ahí no hay manera de hacerle entrar en razón). Yo creo que no es una buena idea: en cualquier lista hay demasiados elementos que no caben, pero que sabes que, de una forma u otra, deberían estar ahí. Y, sin embargo, Barry me ha liado a mí también. Bienvenidos a una nueva sección: Tardes en Championship Vynil.


La primera lista, contra todo pronóstico, no va a ser de música (ya os he dicho que con este hombre no se puede discutir). Empecemos pues con...

Objetos que todo niño de los 80 quiso tener


- El piano de Big.
Era el principio de la verdadera acción: a partir de ahí, su vida se convierte en la que todo niño quiere tener de mayor (ese piso... si tenía hasta una máquina de bebidas y una de bolas!! Y literas, y se podía coger la de arriba cuando él quisiese!). Además, ni se te había pasado por la cabeza que un piano así pudiera existir de verdad.


- El mapa del tesoro de Los Goonies.
O la promesa de vivir una aventura DE VERDAD en tus vacaciones de verano, de encontrar un tesoro con tus amigos y poder contárselo luego a tus compañeros de clase. El sustituto más burdo de este sueño son los campamentos de verano, donde hacías cosas que a ti te parecían un triunfo (como ser el primero que se mete en el agua gélida del río y tal), pero sabiendo, en tu fuero interno, que el gran momento estaba por llegar.


- La mochila aspira-espíritus de Los Cazafantasmas.
A ser posible, con traje y gafas a juego. Especialmente deseada en momentos como la visita obligada al cementerio del pueblo (con tus primos mayores y los amigos, que disfrutaban lo indecible haciendo el cafre entre las tumbas y viéndote cada vez más pálido) y después de las películas de miedo que algún familiar encantador, en su afán por hacerte friki del terror desde tu más tierna infancia, te ponía las noches que se quedaba contigo de canguro.


- El libro enorme, con tapas de cuero y un medallón con dos serpientes en la portada, de La Historia Interminable.
Y es que la idea de un libro mágico que te convierte en su protagonista es demasiado irresistible. Pensar que los personajes que ves a través de las páginas necesitan tu ayuda (pero no como los libros de "Elige tu propia aventura", que también, sino que necesitan que tú estés en la historia, que les aconsejes, que cuides de ellos, que luches con ellos)...


- El sombrero de Indiana Jones.
Y qué decir de este último objeto de deseo! Imprescindible para taparte el sol de los ojos cuando encuentras las ruinas de una civilización hasta ahora desconocida; o para que no te caiga la lluvia en la cara, mientras defiendes con uñas y dientes una reliquia ancestral de un desaprensivo que la quiere sólo para él ("¡Debería estar en un museo!").


Como suponía, me ha quedado una lista un poco escuálida, y si bien no están todos los que son, al menos creo que he conseguido cinco buenos representantes :)

Qué opináis vosotros?


pd.- Por supuesto, si alguien quiere unirse a estas reuniones en la tienda de discos de Rob, no tiene más que dejar claro en los comentarios que no tengo criterio ninguno, o hacer su propia lista (en los comentarios o en su página) :)

16.10.07

Biblioteca Volatilis: The Life and Times of Scrooge McDuck

Estoy más feliz que el tío Gilito nadando en su depósito de monedas ^^


Y es que todo gira en torno a los imprevistos de nuevo :) En una ciudad desconocida (antes más que ahora), lejos de nuestro destino del día, un cartel de "Librería de Banda Deseñada" nos llama la atención. Entramos en una tienda pequeñita por fuera, pero enorme por dentro, y paseando entre figuritas y libros de fantasía me topo con algo que no podía dejar escapar.

Hoy, ese tesoro se ha convertido en el centro de mi primer artículo en Volatilis, que podéis leer (y comentar) aquí.

Ay, los imprevistos... ^^!

12.10.07

Cucaracha Jones y el Laberinto Subterráneo

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Ya venía yo pensándolo, desde aquel viaje a Santiago de Compostela (ya os contaré), con cuatro personas, maletas y más cuestas arriba de las que me habría gustado. Algo dejó caer Chuku, de todas formas, cuando fuimos a Cudillero, porque fue una proeza digna de mención. Pero hoy... hoy la pequeña Cucarachita Plateada ha demostrado que también es la mejor en distancias cortas. Diréis: "ésta se ha despertado de una pesadilla y le va a echar la culpa al coche". No, amigos.



Grmpf... ¬¬

3:50 am (sí, sí, como lo lees).- suena el despertador.

3:55 am .- suena otro despertador. Abro un ojo.

4:05 am .- suena un tercer despertador. Enciendo la lámpara de la mesilla e intento abrir el otro ojo. De repente, recuerdo por qué me estoy autotorturando con ruidos estridentes a esas horas un día de fiesta.

4:15 am .- en un tiempo récord, me he vestido y me he quitado la mitad de las legañas. En la cocina me encuentro con mi misterioso acompañante de los viajes, que esta vez viaja solo. Sé que se ha levantado a la vez que yo: está vestido, peinado y sonriente. Y me ha preparado el desayuno!

4:25 am .- nos montamos en la Cucarachita Plateada. Al acostarme (hace demasiado poco tiempo) me acordé de que apenas tenía gasolina, y que probablemente tuviéramos que parar de camino al aeropuerto. "No importa," me dije, "vamos con tiempo".

4:50 am .- llamada de compañero de fatigas del misterioso acompañante. Está con los otros dos compañeros de fatigas (uno, dormido; el otro, borrachísimo; éste disimula bien), esperándole ya.

5:00 am .- llegamos al aeropuerto, después de un camino que se me ha hecho larguísimo. Ni una puñetera gasolinera a la vista. Increíble, pero cierto. La CucaReserva ya se ha encendido, pero hace poco; aún no es alarmante.

5:10 am .- aún en la terminal, dejo caer un comentario sobre el tema de la gasolina, pero no quiero preocupar al misterioso acompañante. Ya tiene bastante con encarar su primer viaje solo en avión.


No, si la terminal es un rato bonita...

5:30 am .- despedida, y empieza el viaje de vuelta. En cuanto arranco, la Cucarachita me avisa de que tiene hambre. Sé que no voy a llegar a casa con lo que tengo en la reserva, así que me pongo manos a la obra, a buscar una gasolinera.

5:50 am .- me paro en un arcén de la M-30. Estos últimos veinte minutos entran en el top 3 de "Los Veinte Minutos Más Largos De Mi Vida", junto con mi primera cita con la dentista y la parte de problemas de mi primer examen de TDI. Mi futuro próximo (grúa incluída) pasa por delante de mis ojos. Llamo, hecha un manojo de nervios, a información:
- 11811.- todos los operadores ocupados (¬¬... aunque casi lo prefiero, sólo me faltaba tener que llevar un super-afro ahora)
- 11818.- todos los operadores ocupados (¿quién coño llama a información a las seis menos diez de la mañana??)
- 11843.- no me pueden decir nada, pero me pasan con Cepsa.
- Cepsa.- contestador. Pulso 1. Pulso 2. Pulso 2. Me dicen algo que no me interesa. Espero. Me dicen que me van a pasar con un operador. Espero. Se pone el operador. No hay ninguna gasolinera en la M-30 ¬¬. Me dice algo de la M-40, pero ya he pasado la salida. También me dice algo de la calle Alcalá, pero no sé cómo llegar. Menos mal que son las seis de la mañana (y es fiesta) y no pasan casi coches, porque sigo parada en el arcén. Se lo agradezco y cuelgo, sin saber qué hacer.


Pues yo no soy fan, ale ¬¬

[Aquí ya se me pierde la secuencia de tiempos]

Me meto por la primera calle que me suena.

Pasa un rato, y me encuentro con un semáforo en rojo (ya estamos en citycenter). Un coche se para a mi lado, y le pregunto. Respuesta: "Bueno... baja hasta Goya... cruce con Velázquez... creo que ahí hay una".

Me equivoco. Aparezco en una calle ancha, pero no tanto como debería. Otro semáforo. Acecho a un peatón con cara de saber dar indicaciones. "Bajas por aquí, luego la ancha para allá, pasas nosequé, y la ves". Se lo agradezco de corazón, y me pongo manos a la obra.

Extrañamente, lo hago bien. Aparezco en la calle Alcalá y, al fin, una visión celestial aparece ante mí: ¡¡UNA GASOLINERA!! :D Cucarachita y yo casi lloramos de alegría. De la emoción, le lleno el depósito, y no sé si es que estaba más caro de lo normal, estaba más hambrienta de lo normal o una combinación de ambas, pero me ha costado un riñón. Me da igual.

En la gasolinera, pregunto por cómo ir hasta mi casa. Un hombre con una furgoneta iba en la misma dirección que yo, así que me dijo que le siguiera.

Le sigo, salgo de nuevo a la M-30 y le digo adiós con la mano, segura de que ya sé cómo llegar (ya he visto indicadores de la carretera que lleva a mi casa ^^).


Entro en el túnel nuevo que han estado siglos haciendo, y que se inunda cada vez que llueve. Sigo los carteles. De repente, veo que mi carretera deja de aparecer en ellos. Por el espejo, veo que la furgoneta del hombre (ahora detrás de mí) se desvía a la derecha. Hmm...

Salgo del túnel. No importa: la M-30 es circular, y aún estoy a tiempo de salir bien. Vuelvo a ver un indicador a mi carretera. Vuelvo a entrar en el túnel. El indicador vuelve a desaparecer como por arte de magia. Creo que alguien se está quedando conmigo. Puede dar gracias a que estoy de buen humor por haber encontrado una gasolinera.

Salgo del túnel de nuevo, por una calle que, más o menos, me suena. Casi en cuanto salgo, veo otro indicador a mi carretera. Esta vez no se me escapa ni de coña.

Entro de nuevo al túnel, por una entrada criminal (un carril, giro casi de 90 grados desde la carretera). Cucarachita y yo no estábamos dispuestas a dejarnos engañar de nuevo. Y conseguimos salir a territorio conocido.


Tanto con obras como sin ellas...

6:50 am .- Gracias a la Noche en Blanco (y al placaje que le hice al único taxi libre que iba a la zona sur), sé cómo han cambiado las entradas de la carretera a mi casa, y llego sin más incidentes.

7:30 am .- El misterioso acompañante llama, diciendo que ha aterrizado bien. Está tan emocionado que no ha necesitado aún ni un solo café para estar totalmente despierto. Le queda un rato para llegar a su destino real y empezar con su plan de películas de zombis a cascoporro.

Ya se lo contaré cuando vuelva.

6.10.07

Hasta en las mejores familias

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Apenas había amanecido. No habría importado mucho, porque el cielo estaba cubierto de densas nubes oscuras; amenazaban lluvia, sí, pero parecían tan mimosas y blanditas como mi edredón, al que yo había abandonado hacía menos de una hora (y que ahora recordaba con nostalgia).

En un momento como ése (clase de Historia, 8:30-9:20 de la mañana), en un aula cualquiera de un instituto cualquiera de la zona sur madrileña, fue la primera vez que me dio vergüenza pertenecer a un país. Más concretamente, a éste. Y es que nos contaron lo que pasó en Bayona.


Animalico...

Ya nos habían contado alguna jugada que otra de la familia real de turno, y yo ya había asimilado que mientras más dinero y poder tienes, menos cerebro te queda para utilizarlo. Pero este episodio histórico fue la prueba definitiva de que tenían un problema clínico, que agravaba la tontería que tenían ya de por sí por ser parte de la familia real.

Le pregunté a mi abuelo, que lo sabe todo, y me dijo que claro, que como los reyes se casaban con sus sobrinas, y entre primos y todo, pues normal que estuvieran medio imbéciles. Esta afirmación me despistó un poco, pero tampoco pregunté más (entre otras cosas, porque me contó las edades de las esposas, y me entró un mal rollo horrible pensar que algunas tenían varios años menos que yo). Se juntó con que en el instituto tienes otras cosas en las que pensar y lo dejé correr, aunque siempre he pensado que Carlos IV y su hijo (sobre todo su hijo) se merecían una buena colleja.


Hace un par de meses cayó en mis manos un libro que lo explicaría todo: "Locos de la Historia", de Alejandra Vallejo-Nágera. No hablaba de estos monarcas en concreto, pero sí de las familias reales europeas, ya que algunos componentes de las mismas eran sujetos directos de estudio. Y en cuanto vi la que tenían montada allende los Pirineos, me di cuenta de que la imagen proyectada a Europa tampoco era tan horrible como yo creía... total, estaban acostumbrados a cosas peores.

Empecemos por los franceses, que son los que más cerca nos pillan. En el libro nos hablan de Luisa Isabel de Orleáns, reina de España durante algo más de medio año. Para prepararnos, nos cuentan el asombroso árbol genealógico que tenía detrás. Casada a los doce años con su sobrino, prima de su suegro, hija de primos... Investigando a los familiares de esta niña que comía compulsivamente pepinillos en vinagre y que convertía sus eructos en parte integrante de su conversación, vemos que tenemos de todo, desde adicción al sexo hasta psicosis, pasando por crisis de personalidad y exhibicionismo. Esto último lo heredó nuestra pequeña reinita, que tenía a los cortesanos girando la cara ruborizados cada vez que ella, sin venir a cuento, se quitaba el vestido para limpiar el suelo con él.

Ya nos puso Dani (en Disolvente Universal) sobre aviso con nuestro próximo protagonista; en concreto, nos mostró que su ascendencia no tiene nada que envidiar a la de nuestra pequeña pepinillera. Y no deja de ser sorprendente que, en una familia de esta guisa, el único rey que tuvo "oficialmente" un retraso mental importante consiguió una isla de estabilidad política. Estoy hablando de Carlos II, a quien decían "El Hechizado". Evidentemente, la estabilidad vino porque no reinó él, sino que se nombraron regentes y validos durante todo su reinado. Éstos, al tener mucho más poder que el rey, pero ni su dinero ni su clase social, parece que quisieron cambiar el mundo, y no les fue mal del todo.


Luego tenemos la parte no tan, digamos, amable de la nobleza. Mientras que estos dos personajes pueden verse como meramente inofensivos, los hay de los que es mejor resguardarse, como la Condesa Báthory. En este caso, ésta ya venía loca de casa, pero se le agudizó al trasladarse al castillo de Rumanía donde vivía su futuro esposo. Desde siempre le habían dado unos dolores de cabeza terribles, y sólo se le pasaban si había alguien a su lado gritando más alto que ella. Para tal menester, hacía llamar a una sirvienta rellenita, y cuando estaba en su cuarto, la mordía en el brazo o en el hombro, arrancándola un trozo de carne. Esta dulce muchachita pasó a la tutela de su suegra, quien la educó de forma estricta en las apariencias (maquillaje, ropas, complementos, forma de comportarse...), y además consiguió que controlara de forma parcial sus impulsos. En estos momentos, cuando le daban jaquecas sólo necesitaba que mataran a un pollo al lado de la cabecera de su cama, y que le aplicaran en la frente las entrañas del animal aún calientes.

Su marido estaba batallando la mayor parte del tiempo, así que ella se echó malas compañías (un brujo y tres brujas), que le daban consejos para mantenerse joven y bella para siempre, tema que le obsesionaba. Un día, en uno de sus arrebatos de furia, le dio un guantazo (con anillos y todo) a la sirvienta que le había colocado mal los rizos alrededor de la cara. La bofetada fue tal, que hizo sangrar a la sirvienta; y cuando ella se vio la mano manchada de sangre, creyó ver que su mano rejuvenecía allí donde la sangre había estado. Y empezó el mito.


Empezó a buscar a jóvenes sirvientas con determinadas características (sanas, vírgenes, piel blanca, todos los dientes...) para que la sirvieran en su casa, y una vez que llegaban allí, las dejaba una semana sin comer a todas juntas en una especie de zulo (para que estuvieran débiles y, si se terciaba, que se comieran entre ellas), y luego las torturaba de mil imaginativas formas, para terminar sometiéndolas a la Dama de Hierro (o la Virgen de Hierro, según otros). De este artefacto recogía la sangre en una cuba y se bañaba de ella, a la vez que bebía de ella en una copa de oro.

Al final la pillaron porque pensó que mientras más envejecía, más noble tenía que ser la sangre de las damiselas, y montó un "campamento de verano para pijas" en su castillo. Los padres de estas víctimas sí que tenían dinero para ir a buscarlas.

Y esto es sólo una muestra de lo que podemos encontrar en cuanto escarbamos un poco. Si os habéis quedado con ganas de más desequilibrios, en Rusia tenéis un filón: empezad por Pedro el Grande y Rasputín (y sí, si buscáis imágenes de este último en Google, eso es justo lo que parece).

Espero que mis antepasados se mantuviesen lejos de los nobles...